miércoles, diciembre 03, 2003
El Problema con los Agujeros
(another issue in the acclaimed "I can do it" series)
Tras más de una año de independencia, el hombre se enfrenta a un problema. De complejidad parecida al de barnizar las estanterias del Ikea, pero socialmente mucho más impactante: los agujeros en los calcetines.
Como con tantas cosas en la vida, la prevención es fundamental. Un adecuado cuidado de las uñas de los pies y/e/ó/u atacar el problema cuando el calcetín empieza a clarear antes de que se forme el agujero pueden evitarte muchas horas/hombre de zurcido.
La primera parte es proveerse de los materiales adecuados. Aguja ya tenía de los kits de costura que mangué del Sheraton, así que me persono en una mercería y pongo la misma voz y actitud que cuando trato con los proveedores para parecer mayor. Pido un huevo de madera, un dedal y dos bobinas de hilo, azul marino y gris oscuro. Al ver la cara que me pone la dependienta recuerdo cual es el término correcto: carretes, carretes de hilo. Por si esto fuera poco, toda mi apariencia de hombre de mundo, de macho curtido en las cosas del coser, se va a tomar viento cuando me pruebo el dedal en el dedo que no toca. Que lo sepais: va en el dedo corazón y no debería saltar cuando agitas la mano. Dos euros por un p#t# huevo de madera, me doy cuenta de que estamos haciendo el canelo con lo de fabricar impresoras, está claro que el dinero de verdad está en otra parte.
Vamos a la parte práctica: es recomendable hilo algo grueso, en este mundo de geometría euclidiana implica menos puntadas por area de agujero. Conviene empezar las puntadas en la zona sana del calcetín, así quedan mejor ancladas. Puntadas cortas y frecuentes aseguran una malla robusta sobre el agujero. Ahora que lo pienso, agujero es un término algo negativo, diría que políticamente incorrecto. Llamémoslo carencia de calcetín. Se recomienda mantener el calcetín tensado sobre el huevo durante toda la operación, de otro modo se produce lo que técnicamente se denomina "culo de gallina" (perdón por la vulgaridad).
No es una operación rápida, requiere aquella virtud tan propia de los débiles que es la paciencia. Así que después de 1.5 calcetines reparados arrojo el dedal a la basura, prendo fuego a un huevo de madera de dos euros y me bajo al mercado de San Antonio a comprar calcetines nuevos.
Vuestro afectísimo
Carlesh
Archivos
enero 1999 febrero 1999 julio 1999 febrero 2000 noviembre 2001 abril 2002 septiembre 2002 noviembre 2002 julio 2003 octubre 2003 diciembre 2003 febrero 2004 marzo 2004 abril 2004 mayo 2004 junio 2004 julio 2004 agosto 2004 septiembre 2004 octubre 2004 noviembre 2004 diciembre 2004 enero 2005 febrero 2005 marzo 2005 mayo 2005 junio 2005 julio 2005 agosto 2005 octubre 2005 noviembre 2005 diciembre 2005 enero 2006 marzo 2006 abril 2006 septiembre 2006 noviembre 2006 diciembre 2006 enero 2007 marzo 2007 julio 2007 agosto 2007 marzo 2008 octubre 2008 noviembre 2008 diciembre 2008